Festival de teatro Escénica
Por: Claudio Araya Silva
El unipersonal protagonizado por Germán Rodríguez de la compañía Rodando teatro de Argentina, es una obra llena de evocación, subjetividad y sutileza.
De las sombras de un escenario prácticamente vacío resuena la voz del narrador que se encargará de llenar de imágenes este espacio abriendo las puertas al universo subjetivo y cotidiano de un hombre en silla de ruedas.
Primer plano. Luz cenital y un rumor constante, una voz ahogada y nasal, un sujeto absurdo nos relata, embelezado, el universo subjetivo que lo conmueve. “Plano general: conductor y ciclista entran a cuadro: Llantas que se gastan pero ninguna huella”.
Un paseo por el mundo subjetivo de un cineasta independiente en medio de un conflicto artístico, “no sabe si es convencional o es inviable”. Un recorrido, cebollento y a toda velocidad, en una silla de ruedas sin frenos, por algún lugar del mundo bonaerense.
Cien planos por minuto, palabras que no paran de ser disparatadas. Mientras tanto, algunas risotadas resuenan, el público disfruta de ser bombardeado de imágenes hipnóticas. La mirada de Rodríguez se convierte en los ojos que miran la ruta y se encargan de sentarnos en el lado del copiloto del Torino.
El excelente recurso del detalle dentro de la obra, esta lejos del lenguaje cinematográfico, en tanto que el espectador es quien recurre a su propio bagaje para reconstruir la historia.
Rodríguez, también co-autor del texto teatral, se convierte en un hábil hipnotizador de la vertiginosa obra, en tono de “road theatre”, es una obra delirante, un espectáculo sensorial.